Este 9 de noviembre celebramos el Día de la Iglesia Diocesana con un mensaje que nos llena de esperanza: «Tú también puedes ser santo». La santidad no es para unos pocos; es la llamada que Dios hace a cada uno de nosotros, en lo sencillo de la vida diaria: en la familia, en el trabajo, en la parroquia y en los pequeños gestos de amor. La campaña de este año nos recuerda que los santos y testigos de nuestra diócesis fueron personas normales, de carne y hueso, que dejaron que Dios guiara su vida. Ellos nos animan a creer que también nosotros podemos vivir el Evangelio con alegría y fidelidad. Hoy damos gracias por nuestra Iglesia diocesana y por todos los que la sostienen con su oración, su servicio y su generosidad. Os invito a seguir colaborando para que nuestra comunidad siga siendo hogar de fe, de caridad y de esperanza para todos. Que el Señor nos conceda un corazón sencillo y disponible para avanzar en el camino de la santidad.