El papa Francisco lamentó hoy que los pobres seguirán aumentando en los próximos meses debido a la pandemia y pidió «responder a las nuevas formas de pobreza». Por ello, invitó a iniciar «procesos de desarrollo en los que se valoren las capacidades de todos». Y nadie quede excluido.

Deseó que la Iglesia «salga al encuentro de los pobres, allí donde estén». En este sentido, citó al sacerdote italiano Primo Mazzolari: «Quisiera pedirles que no me pregunten si hay pobres, quiénes son y cuántos son».

Y afirmó: «Nunca he contado a los pobres, porque no se pueden contar: a los pobres se les abraza, no se les cuenta».

«Los pobres están entre nosotros. Qué evangélico sería si pudiéramos decir con toda verdad: también nosotros somos pobres, porque sólo así lograremos reconocerlos realmente y hacerlos parte de nuestra vida e instrumentos de salvación».

«A los pobres los tienen siempre con ustedes» (Mc 14,7) es el tema elegido por el papa Francisco para el mensaje de la V Jornada Mundial de los Pobres que se celebra el 14 de noviembre de 2021, Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario.

La ayuda inmediata para satisfacer las necesidades de los pobres no debe impedirnos ser previsores a la hora de poner en práctica nuevos signos del amor y de la caridad cristiana, afirmó.

El Papa cuestionó: ¿cómo es posible dar una solución tangible a los millones de pobres que a menudo sólo encuentran indiferencia, o incluso fastidio, como respuesta? ¿Qué camino de justicia es necesario recorrer para que se superen las desigualdades sociales y se restablezca la dignidad humana, tantas veces pisoteada?»

Estilo de vida individualista

El Papa indicó que un «estilo de vida individualista es cómplice en la generación de pobreza, y a menudo descarga sobre los pobres toda la responsabilidad de su condición. Sin embargo, la pobreza no es fruto del destino sino consecuencia del egoísmo».

Por lo tanto, afirmó que «es decisivo dar vida a procesos de desarrollo» que den lugar a «un recurso común de participación».

Los pobres nos enseñan la solidaridad

Los “pobres” pueden curar a los ricos de su pobreza. «Hay muchas pobrezas de los “ricos” que podrían ser curadas por la riqueza de los “pobres”, ¡si sólo se encontraran y se conocieran!», escribió.

«Ninguno es tan pobre que no pueda dar algo de sí mismo en la reciprocidad. Los pobres no pueden ser sólo los que reciben; hay que ponerlos en condiciones de poder dar, porque saben bien cómo corresponder».

¡Cuántos ejemplos de compartir están ante nuestros ojos! Los pobres nos enseñan a menudo la solidaridad y el compartir», abundó el Papa.

Aseguró que es cierto, son personas a las que les falta algo, pero «no les falta todo, porque conservan la dignidad de hijos de Dios que nada ni nadie les puede quitar».

Enfoque diferente de la pobreza

El Papa instó a trabajar por un enfoque diferente de la pobreza. «Es un reto que los gobiernos y las instituciones mundiales deben afrontar con un modelo social previsor».

Un modelo «capaz de responder a las nuevas formas de pobreza que afectan al mundo y que marcarán las próximas décadas de forma decisiva».

«Si se margina a los pobres, como si fueran los culpables de su condición, entonces el concepto mismo de democracia se pone en crisis y toda política social se vuelve un fracaso. Con gran humildad deberíamos confesar que en lo referente a los pobres somos a menudo incompetentes.»

«Se habla de ellos en abstracto, nos detenemos en las estadísticas y se piensa en provocar conmoción con algún documental. La pobreza, por el contrario, debería suscitar una planificación creativa, que permita aumentar la libertad efectiva para poder realizar la existencia con las capacidades propias de cada persona.

Pensar que la libertad se concede e incrementa por la posesión de dinero es una ilusión de la que hay que alejarse. Servir eficazmente a los pobres impulsa a la acción y permite encontrar los medios más adecuados para levantar y promover a esta parte de la humanidad, demasiadas veces anónima y sin voz, pero que tiene impresa en sí el rostro del Salvador que pide ayuda».

‘Judas’ de hoy: Piden dinero para los pobres y luego se lo roban

“Si ahora todavía hay alguien que tiene la bolsa de la Iglesia y habla a favor de los pobres como Judas, pero luego toma lo que ponen dentro, entonces, que tenga su parte junto a Judas”, escribe el papa Francisco sobre el comentario al Evangelio de Mateo, XI, 9.

El Papa se refirió a las palabras de Jesús en el contexto de una comida en Betania, en casa de un tal Simón, llamado “el leproso”, unos días antes de la Pascua. “Una mujer entró con un frasco de alabastro lleno de un perfume muy valioso y lo derramó sobre la cabeza de Jesús. Ese gesto suscitó gran asombro y dio lugar a dos interpretaciones diversas”.

Las mujeres discriminadas en el Evangelio

Además, señala la fuerte “empatía” entre Jesús y la mujer. “Las mujeres, tan a menudo discriminadas y mantenidas al margen de los puestos de responsabilidad, en las páginas de los Evangelios son, en cambio, protagonistas en la historia de la revelación”.

Esta fuerte “empatía” abre un camino fecundo de reflexión sobre el vínculo inseparable que hay entre Jesús, los pobres y el anuncio del Evangelio.

«El rostro de Dios que Él revela, de hecho, es el de un Padre para los pobres y cercano a los pobres. Toda la obra de Jesús afirma que la pobreza no es fruto de la fatalidad, sino un signo concreto de su presencia entre nosotros.

No lo encontramos cuando y donde quisiéramos, sino que lo reconocemos en la vida de los pobres, en su sufrimiento e indigencia, en las condiciones a veces inhumanas en las que se ven obligados a vivir.

No me canso de repetir que los pobres son verdaderos evangelizadores porque fueron los primeros en ser evangelizados y llamados a compartir la bienaventuranza del Señor y su Reino (cf. Mt 5,3)», escribió el papa Francisco.

Compartir con los pobres y no verlos desde lo alto, sino abajarse.

Los pobres no son personas “externas” a la comunidad – dijo el Papa-, sino hermanos y hermanas con los cuales compartir el sufrimiento para aliviar su malestar y marginación, para devolverles la dignidad perdida y asegurarles la necesaria inclusión social».