La cruz de Lampedusa, icono del drama migratorio, visita la Diócesis de Santiago de Compostela
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El 8 de julio del 2013, a poco más de tres meses del inicio de su pontificado, el Papa Francisco realizó su primer viaje apostólico escogiendo la isla de Lampedusa. El Papa celebró la Santa Misa en un altar construido sobre un cayuco naufragado, teniendo ante sus ojos un mar Mediterráneo camino de convertirse en un cementerio de migrantes.
El 3 de octubre de ese mismo año, se produjo un nuevo y terrible naufragio frente a las costas de Lampedusa. Los fallecidos en esta ocasión fueron más de 360. El Papa clamó de nuevo ante el mundo: «¡Vergüenza! Sólo me viene la palabra vergüenza; es una vergüenza».
En este contexto, un artista llamado Franco Tuccio, que había sido el encargado de diseñar el báculo del Papa Francisco para la Misa que presidió aquel 8 de julio, construyó la que ahora conocemos como Cruz de Lampedusa. Esta cruz de 2.6 metros de largo y 1.5 metros de ancho está construida con los restos de barcas naufragadas en la isla italiana de Lampedusa.
La cruz fue llevada a Roma el 9 de abril de 2014 para ser bendecida por el Papa, y éste sugirió que se convirtiese en una cruz peregrina con el objetivo de transmitir un mensaje de solidaridad a todo el mundo. Desde entonces ha viajado a innumerables puntos, llevando un mensaje de paz y solidaridad.
La iniciativa se llama «Viaje de la cruz de Lampedusa» y busca transmitir un mensaje de «solidaridad y paz entre las ciudades, comunidades, parroquias y culturas». Ha sido promovida por la fundación «Casa del espíritu y de las artes» que desde hace años trabaja en Milán en el ámbito cultural, de la música y las artes como «instrumentos de servicio a los estratos más débiles de la población, en particular de los niños y los jóvenes que viven en situaciones de grave dificultad social.
Desde ese día ha ido viajando de mano en mano, generando encuentros y solidaridad entre pueblos de diversas culturas y religiones. La Croce di Lampedusa está confiada a un relevo espontáneo que la ha acompañado en más de 2400 lugares de culto en Europa y en todo el mundo, incluidas iglesias y santuarios. Debido al Coronavirus, la peregrinación de la Cruz de Lampedusa se encontraba actualmente interrumpida para evitar reuniones con mucha gente. Ahora la Cruz se traslada a nuestra Diócesis de Santiago de Compostela como un regalo que nos entrega el Señor.