Hoja Dominical Semanal nº 3 / 22 de noviembre de 2020
Parroquia de San Antonio
Un viejo ermitaño, una de esas personas que por amor a Dios se retiran a la soledad del desierto, del bosque o de las montañas para dedicarse a la oración y a la penitencia, se quejaba a menudo de que tenía demasiado trabajo.
Un día una de las personas que le visitó le preguntó:
El ermitaño contestó:
El visitante miró alrededor esperando ver algunos animales, pero no vio a ninguno.
Entonces el ermitaño le dio una explicación que enseguida comprendió:
– Estos animales, están en nosotros:
¿Te das ahora cuenta del gran trabajo que tengo?
Cada uno de nosotros ha de procurar tener todas estas fieras, y probablemente alguna más, bajo control. Nuestro amigo de la historia vivía en medio del desierto, pero nosotros vivimos dentro de una familia, trabajamos con compañeros, jugamos con amigos; en una palabra, hay muchas oportunidades para que las “fieras” que llevamos dentro salgan y hagan daño. Hay personas que acuden al psicólogo para que les ayude a dominarlas, lo cual no está mal, pero la psicología es insuficiente si falta la clave: el amor. Como nos dice San Pablo:
“Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de entrañas de misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga queja contra otro; como el Señor os ha perdonado, hacedlo así también vosotros. Sobre todo, revestíos con la caridad, que es el vínculo de la perfección. Y que la paz de Cristo se adueñe de vuestros corazones: a ella habéis sido llamados en un solo cuerpo. Y sed agradecidos” (Col 3: 12-15).