Hoja Dominical Semanal nº 3 / 22 de noviembre de 2020
Parroquia de San Antonio
¿Cuál es el mensaje de los obispos?
Centrándose en el tema de la Jornada, los obispos de esta Subcomisión, que está integrada en la Comisión Episcopal para la Pastoral social y Promoción humana, explican que «para responder en clave de <nosotros> se nos llama a poner todo el esfuerzo en constituir, con todos, un sistema que normalice la migración legal y segura a largo plazo y que se base plenamente en una ética apoyada en los derechos humanos, en el horizonte de fraternidad universal y en el derecho internacional».
«Esto -puntualizan- nos abre a la tarea de ayudar a recrear el modelo de ciudadanía que propicie una cultura de la integración que, además, aprenda a globalizar la responsabilidad de vivir juntos en esta casa común». En esta línea, señalan como ejemplo las propuestas del papa Francisco en el capítulo que dedica a «la mejor política» dentro de la encíclica Fratelli tutti.
«Es hora de incorporar el grito de tantos y de acoger las huellas ya marcadas», afirman los obispos; además, agradecen «todo el camino emprendido en este tiempo por quienes hacen de puentes de esperanza para tantos desde sus comunidades».
Crisis migratorias en pandemia
Pese a un año complicado por la pandemia, los obispos también quieren hacer presente en su mensaje las dramáticas crisis migratorias, tanto en las fronteras de Canarias como en Ceuta y Melilla. «Las personas vulnerables en movimiento -recuerdan- siguen llamando a nuestras fronteras. Con ellas sentimos que estamos juntos en un mundo plagado de catástrofes, de guerras y consecuencias del cambio climático que siguen obligando a muchos a salir de su tierra».
También muestran su preocupación y rezan «por el dolor de quienes, a poco de llegar, intentan abrirse paso en nuestra sociedad y que, en poco tiempo, ha agrandado sustancialmente su desigualdad».
En este tiempo, «hemos aprendido a constatar que todos estamos interconectados, que compartimos destino y viaje. Sabemos que estamos en el mismo barco en medio de muchas tormentas, donde o permanecemos juntos, o perecemos juntos», añaden los obispos.