Como todos los primeros jueves de mes, el día 1 de diciembre tendremos oración ante Jesús Sacramentado de 20’30 a 22.

¡Te invitamos a que dediques un rato de tu tiempo a la adoración al Santísimo Sacramento!

 

Consagración al Corazón de Jesús

¡Oh, Corazón adorable de Jesús, el más dulce, el más amable y el más generoso de todos los corazones, que te consumes de amor en este altar, rodeado de los ángeles que temblando te adoran! Lleno de reconocimiento y de dolor, a la vista de tus beneficios y de la ingratitud de los hombres, vengo a consagrarme a Ti sin reserva y para siempre, como una víctima cargada con mis pecados y los de mis hermanos y en particular los que tienen por objeto las injurias con que has sido agraviado en el Sacramento de tu amor. Quiero expiarlos con mi penitencia y mi fervor, a fin de satisfacer a tu amor ofendido y reparar tu gloria. Quiero emplear mi vida en propagar tu culto y en ganar, si pudiese, todos los corazones en obsequio de tu amor. De aquí en adelante serás mi refugio en mis penas, mi luz, mi esperanza, mi fortaleza, mi consuelo y mi todo. A Ti solo ofreceré mis acciones, mis oraciones y mis lágrimas: tus sentimientos y deseos serán la regla de mi conducta. Siguiéndolos caminaré siempre por las sendas de la justicia y de la paz. Recibe mi corazón, Jesús mío, o mejor dicho tómalo tú mismo; cámbialo, para hacerlo digno de Ti; hazlo humilde, dulce y generoso como el tuyo, abrasándolo en tu amor. Escóndelo en tu Corazón, uniéndolo al Corazón Inmaculado de María, para que nunca vuelva a tomarlo. Antes morir que volver a ofender ni disgustar tu Corazón adorable. Quiero en la vida, en la muerte y en la eternidad ser todo de tu amor. Amén.

 

Acto de fe

Jesús, verdad eterna, creo que estás realmente presente en la Eucaristía, con tu cuerpo, sangre, alma y divinidad. Oigo tu invitación: «Yo soy el pan vivo bajado del cielo». «Tomad y comed; esto es mi Cuerpo». Creo, Señor y Maestro, pero aumenta mi débil fe.

 

Acto de esperanza

Jesús, único camino de salvación; tú me invitas diciéndome: «Aprended de mí»… y, sin embargo, ¡qué poco me asemejo a ti! Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. Tú, Jesús, complaciste al Padre, eres mi modelo. Atráeme a ti y dame la gracia de imitarte, especialmente en la virtud que más necesito.

 

Acto de caridad

Jesús Maestro, tú me dices: «Yo soy la vida», «el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna». En los sacramentos del Bautismo y de la Reconciliación me has comunicado esta vida y en la Eucaristía la alimentas haciéndote mi comida. Toma mi corazón, libéralo de los bienes, placeres y vanidades de la tierra. Te amo con todo el corazón y sobre todas las cosas, porque eres bien infinito y mi felicidad eterna.

 

Acto de adoración

Te adoro presente en la Eucaristía, Palabra encarnada, Hijo unigénito e imagen del Padre, nacido de María. En unión con María te ofrezco al Padre: contigo, por ti y en ti, sea por siempre la alabanza, la acción de gracias y la súplica por la paz de los hombres. Ilumina mi mente, hazme discípulo fiel de la Iglesia; que yo viva de fe, que comprenda tu Palabra, que sea un auténtico apóstol. Haz, Maestro divino, que la luz de tu Evangelio llegue hasta los últimos confines del mundo.