Cuentos con moraleja: “No es tan difícil descubrir la estrategia del enemigo”
Érase una vez una zorra que, buscando comida, encontró un gallo bien cebado. Éste rápidamente se puso a salvo en lo alto de un árbol. La zorra se mostró dolida por tanta desconfianza.
- ¿Por qué huyes? Sólo quería darte un abrazo fraternal — dijo muy ofendida la zorra.
- ¡No soy tan tonto como para creerte! —replicó el gallo.
- Pero entonces, ¿no lo sabes?
- ¿Qué es lo que tengo que saber?
- Se ha proclamado la paz universal — afirmó la zorra —. Ahora todos somos hermanos. Anda, baja, para que también nosotros podamos darnos el abrazo de la paz, porque tengo todavía que ir a abrazar a muchos otros hermanos con los que antes estaba enemistada.
- ¡Qué bien! — fingió alegría el gallo.Entonces será mejor esperar a que lleguen aquellos perros de caza: seguramente ellos también querrán darte un abrazo de paz.
La zorra salió huyendo a toda prisa, no sin antes volviéndose al gallo y diciendo:
—No es que te haya mentido, pero no estoy segura de que ellos se hayan enterado del acuerdo de paz universal.
Así alejó el peligro el astuto gallo y regresó sano y salvo al gallinero.
(Tomado de la fábula de Esopo, “La Zorra y el Gallo”)
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El demonio siempre tiene una estrategia muy clara para ganar la batalla, estrategia que, si estamos descuidados, no descubriremos y como consecuencia de ello seremos engañados.
En el fondo sólo es engañado el que previamente ha hecho pacto con la mentira, y todos sabemos que el demonio es el padre de la mentira (Jn 8:44). Cuando uno ama la verdad, Dios, que es la Suma Verdad, te hace ver con sencillez la estrategia del enemigo y así uno es capaz de ver por dónde viene el ataque y defenderse.
Y lo que vale para cada uno de nosotros, también vale para la sociedad humana y para la Iglesia. Cuando uno ve que nuestra sociedad se descristianiza y todos los valores humanos y cristianos son atacados, ridiculizados y vilipendiados, ya sabe lo que tiene que hacer para no caer en la trampa: retornar a las enseñanzas del Cristo y revitalizar su fe. Si es la Iglesia la que es atacada, ella tiene muchas armas dadas por el mismo Jesucristo para defenderse.
El problema real surge cuando la misma Iglesia, que tendría que ser nuestra defensora y portadora de la verdad, nos engaña y traiciona; y en lugar de ofrecernos las auténticas enseñanzas de Cristo, las deforma, oculta, manipula, tergiversa…; entonces, quien tendría que ser nuestro salvador se transforma en causa de nuestro tropiezo.
Ya lo dijo Jesucristo hablando de San Juan Bautista:
Vino éste a dar testimonio de la luz, para testificar de ella y que todos creyeran por él. No era él la luz, sino que vino a dar testimonio de la luz. Era la luz verdadera, que viniendo a este mundo ilumina a todo hombre…. Vino a los suyos, pero los suyos no le conocieron. Mas a cuantos le recibieron dioles poder de venir a ser hijos de Dios, a aquellos que creen en su nombre” (Jn 1: 7-12).
Jesús es la luz del mundo (Jn 12:46) y la Iglesia ha de reflejar fielmente esta luz. Por eso, uno de los disfraces preferidos del demonio es el de presentarse como “ángel de luz”; ahora bien, sólo serán engañados aquéllos que previamente eligieron la mentira, pues el que permanece en la luz ve claramente y distingue lo bueno de lo diabólico, por tanto, no será engañado.
Si el mundo de hoy ha sido atrapado por el vicio y el pecado es porque antes ya había abandonado a Dios.