Carta Pastoral de mons. Francisco Prieto en la Jornada Nacional de Manos Unidas
LXV Campaña contra el hambre
11 de febrero de 2024
“El efecto ser humano”
Recientemente nos recordaba el papa Francisco, en su exhortación apostólica Laudate Deum (Roma 2023), que “por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes”, y “ya no se puede dudar del origen humano —“antrópico”— del cambio climático” (nn. 5 y 11). En la Campaña contra el hambre de 2024, Manos Unidas, organización de la Iglesia en España para la cooperación al desarrollo, en su misión de trabajar por erradicar la pobreza, el hambre, la miseria y luchar por el respeto a los derechos humanos, nos recuerda que “hay una injusticia que encuentra su origen en el propio cambio climático, y exige una justa reparación para que millones de seres humanos puedan vivir dignamente”.
A pesar de los intentos de negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático son una evidencia, y “ya no se trata de una cuestión secundaria o ideológica, sino de un drama que nos daña a todos”, cuyos efectos los “sentiremos en los ámbitos de la salud, las fuentes de trabajo, el acceso a los recursos, la vivienda, las migraciones forzadas, etc.” (Laudate Deum 2 y 3). En el cuidado de la casa común los creyentes tenemos una especial responsabilidad que brota de nuestra fe en el Dios Creador (Gen 1,31: “Dios vio todo lo que había hecho y era muy bueno”): no podemos olvidar que, como don de Dios, “la tierra nos precede y nos ha sido dada” para cuidarla, preservarla y protegerla, porque “la tierra es del Señor” (Sal 24,1), a Él pertenece “la tierra y cuanto hay en ella” (Dt 10,14). Por ello, frente al desaforado consumismo o la pretensión de un “merecido” beneficio económico sin límites, debemos interrogarnos: “en la propia conciencia, y ante el rostro de los hijos que pagarán el daño de sus acciones, aparece la pregunta por el sentido: ¿qué sentido tiene mi vida, qué sentido tiene mi paso por esta tierra, qué sentido tienen, en definitiva, mi trabajo y mi esfuerzo?” (Laudate Deum 33).
En la vida personal y familiar, en los diversos ámbitos sociales donde estamos presentes, en las comunidades y parroquias de nuestra Iglesia diocesana de Santiago, saliendo de la comodidad del pasivo espectador, acojamos la fuerte llamada que Manos Unidas nos hace a un compromiso serio con los “descartados climáticos” y a una implicación en la lucha contra el cambio climático que, para ser justa, debe centrarse en los más vulnerables.
Agradeciendo la disponibilidad y entrega de los voluntarios y colaboradores de Manos Unidas, os invito a una acción urgente, valiente y responsable con la justicia climática, como un camino de reconciliación con el mundo que nos alberga y las personas que lo habitan. En ellos está presente la huella de Dios y en ellos el Creador es alabado.
Un cordial saludo en el Señor de la Vida. Con mi bendición.
+ Francisco José Prieto Fernández
Arzobispo de Santiago de Compostela
Proyecto de Manos Unidas – Arciprestazgo de Riazor – A Coruña
La guerra civil en Sudán del Sur provocó el desplazamiento de 4,3 millones de personas. A pesar de los acuerdos de paz, la violencia persistente y desastres naturales empeoraron las condiciones ya infrahumanas de los residentes hacinados en campos de desplazados. Las Hijas de María Inmaculada, que ya estaban atendiendo desde 2015 a mujeres embarazadas y niños pequeños vulnerables, solicitan colaboración para un proyecto de desarrollo centrado en el emprendimiento de pequeños negocios para mujeres y formación de grupos juveniles y de líderes, que dura 12 meses y beneficia a 406 personas. Manos Unidas aportará el 94% de 80.156 euros.