Hoja Dominical Semanal nº 3 / 22 de noviembre de 2020
Parroquia de San Antonio
En nuestra vida hay momentos de fragilidad: el cuerpo falla, la salud y el alma se resienten. En esos momentos, la Iglesia no se aleja, sino que se acerca con la ternura de Cristo a través del sacramento de la Unción de los Enfermos.
El próximo sábado 24 de mayo celebraremos este sacramento en nuestra parroquia. Será una oportunidad para que muchos de nuestros hermanos mayores o enfermos puedan recibir la fortaleza, el consuelo y la paz de Dios, por medio de la unción con el óleo santo.
Este sacramento no es “para el último momento”, sino para cuando vivimos una situación de enfermedad grave, vejez o debilidad. Para los que padecen enfermedades crónicas, se sienten debilitados o van a ser operados. El apóstol Santiago nos lo recuerda: “¿Está enfermo alguno entre ustedes? Llame a los presbíteros de la Iglesia y que oren por él, ungiéndolo con óleo en el nombre del Señor” (Santiago 5,14).
A veces tenemos miedo. Pensamos que la Unción significa que ya no hay esperanza. Pero es justo lo contrario: es el sacramento del ánimo y la esperanza como recoge el Catecismo: “La gracia especial de este sacramento tiene como efecto el consuelo, la paz y el ánimo para superar las dificultades propias del estado de enfermedad grave o de la vejez” (CEC 1520).
Animamos a las familias a acompañar a sus mayores y enfermos. Será un acto de fe y de comunidad: la Iglesia abrazando a sus hijos que más sufren.
Es Cristo quien viene a tocar nuestras heridas. No siempre para curarlas físicamente, pero sí para curarnos por dentro, para unirnos a Él que también sufrió y venció la muerte. Cristo no solo cuida nuestra alma, también sostiene nuestro cuerpo.
¡No tengamos miedo a acercarnos a su amor sanador! (T. Armental)