Hoja Dominical Semanal nº 3 / 22 de noviembre de 2020
Parroquia de San Antonio
Cuando el 20 de abril de 1966 el Cardenal Fernando Quiroga Palacios firmaba el decreto de constitución de la nueva Parroquia de San Antonio en A Coruña, aún no existía ni templo, ni despachos ni aulas. Ni siquiera un local propio. Pero había algo mucho más importante: la confianza de la Iglesia en un sacerdote que, con fe firme y entrega generosa, sería capaz de dar vida y alma a aquella comunidad naciente. Ese sacerdote era don José Godoy Malvárez.
Nombrado Párroco en junio de 1966, don José celebró su primera misa con los feligreses el 25 de julio, festividad del Apóstol Santiago, en un espacio prestado: la capilla del Colegio Bermúdez de Castro, “de la Grande Obra de Atocha”, donde comenzó con humildad lo que se convertiría en una auténtica epopeya pastoral. Desde aquel local provisional, con poco más que su entusiasmo, empezó a recorrer calles, conocer familias, abrir caminos… y construir parroquia.
El territorio era amplio y disperso, y la respuesta fue creativa y valiente: la capilla del Pazo de San José, una escuela en Bens, un local en las viviendas Martín Freire, espacios cedidos, adaptados, improvisados… Todo servía para acercar la fe, acoger la vida, sembrar comunidad. Su visión iba más allá de las paredes: buscaba que en cada rincón hubiese una semilla del Evangelio.
Con el paso del tiempo, y gracias a su empuje incansable, se consolidaron diversos centros de culto y catequesis: primero en la calle Barcelona, luego en la calle Panamá, más adelante en la calle Entrepeñas, y, finalmente, en el corazón del barrio, en el solar del antiguo Cine Finisterre. Allí, en 1986, se adquirió el terreno donde se alzaría por fin un templo estable, moderno y funcional, con viviendas parroquiales, locales de Cáritas, aulas, despachos, bibliotecas y todo lo necesario para una vida parroquial plena. La consagración del templo, el 22 de diciembre de 1992, por el entonces arzobispo Rouco Varela, fue la culminación de más de 25 años de trabajo paciente, comprometido y esperanzado.
Bajo su pastoreo, San Antonio fue madre de nuevas comunidades: San Francisco Javier, San Miguel, O Nadal do Señor y, más adelante, El Pilar. Cuando se suprime la Parroquia de San Miguel, San Antonio recupera parte de aquel territorio, como una madre que acoge de nuevo a sus hijos.
Pero más allá de las obras materiales, el legado de don José Godoy Malvárez es espiritual y humano. Fue un sacerdote de mirada amplia y corazón disponible, que no se desanimó ante las carencias, que supo rodearse de laicos comprometidos, de religiosas colaboradoras, y que acompañó a varias generaciones de vecinos del barrio del Agra del Orzán, Ventorrillo, Bens, Peruleiro y alrededores con cercanía, fe y una visión de Iglesia profundamente evangelizadora.
Don José no solo construyó edificios: construyó comunidad, tejió vínculos, educó en la fe y dejó huella de Dios. A él le debemos mucho. Y por él damos gracias hoy, pidiendo al Señor que el buen trabajo que sembró siga dando fruto abundante en esta Parroquia de San Antonio, que, como él soñó, sigue queriendo ser casa para todos, escuela de fe y presencia viva del Evangelio en el barrio.
Señor Jesucristo, Buen Pastor de tu Iglesia, Tú llamaste a tu siervo José a ser ministro de tu Palabra, servidor de tus misterios y pastor de tu pueblo santo. Te damos gracias por su vida entregada, por su fidelidad en el anuncio del Evangelio, y por cada gesto de consuelo, de perdón y de esperanza que ofreció en tu Nombre. Recíbelo ahora en tus brazos de misericordia, purifícalo con tu Amor y concédele contemplar para siempre tu Rostro Glorioso, junto con los santos y los justos que te sirvieron en la tierra.
Dale, Señor, el descanso eterno, y brille para él la luz perpetua. Que descanse en paz. Amén.