El próximo 25 de julio celebramos con alegría y solemnidad la fiesta de Santiago Apóstol, patrono de España y de nuestra archidiócesis de Santiago de Compostela. Es una jornada que va más allá de una conmemoración histórica: es un día de identidad, de fe compartida, de agradecimiento a Dios por los caminos que ha abierto en nuestra tierra y en nuestra Iglesia.

Santiago fue uno de los primeros testigos del Evangelio, amigo cercano de Jesús, testigo de su gloria en el Tabor y mártir por anunciar su nombre. Según la tradición, trajo la semilla del Evangelio hasta la Hispania romana y desde entonces su figura ha estado profundamente vinculada a nuestra historia, a nuestra cultura y, sobre todo, a nuestra fe.

Su sepulcro en Compostela se convirtió pronto en meta de peregrinación, en faro espiritual para Europa, en punto de encuentro de pueblos y culturas unidos por una misma búsqueda: el encuentro con Cristo. El Camino de Santiago no solo ha traído a millones de personas hasta nuestra tierra, sino que sigue siendo hoy un camino interior, una parábola de lo que significa ser cristianos: caminar, confiar, no ir solos, mirar al cielo y andar con el corazón abierto.

San Juan Pablo II, en su visita a nuestra tierra, proclamó, desde la catedral de Compostela: “Yo, obispo de Roma y pastor de la Iglesia universal, desde Santiago, te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. […] Camina con vida nueva por los caminos de la historia.”

Recordamos a todos que el 25 de julio es día de precepto, y, por tanto, se mantendrá el horario de misas propio de los domingos.

Estamos llamados a participar en la Eucaristía. Es una fiesta para celebrar, para orar, para mirar con gratitud nuestras raíces y pedir a Santiago que nos acompañe en el camino de la fe.

¡Santiago Apóstol, patrón de España, ruega por nosotros!