El Papa a los catequistas: el corazón de la catequesis es «Jesús te ama y no te abandona»
Los catequistas «son testigos que se ponen al servicio de la comunidad cristiana, para apoyar la profundización de la fe en lo concreto de la vida cotidiana», recordó el papa Francisco ese viernes 17 de septiembre a los asistentes al encuentro «Catequesis y catequistas para la nueva evangelización», organizado por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización,
El Santo Padre Francisco recibió este viernes en audiencia en el Vaticano a los responsables de las Comisiones de Catequesis de distintas Conferencias Episcopales Europeas. En su discurso el Papa agradeció a los catequistas por su gran labor de evangelización y los animó a recordar sin cansarse el anuncio que se convierte en el corazón de la catequesis: «¡Jesucristo resucitado te ama y nunca te abandona!»
El viernes 17 de septiembre el papa Francisco recibió en audiencia en la Sala Clementina del Vaticano a los responsables de las Comisiones de Catequesis de las Conferencias Episcopales Europeas que participaron en el encuentro promovido por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización bajo el lema «Catequesis y catequistas para la nueva evangelización».
Se trata de un evento para debatir, como responsables de la catequesis de las Iglesias particulares en Europa, la recepción del nuevo Directorio para la catequesis, publicado el año pasado.
En su discurso, el Santo Padre les dio la bienvenida y agradeció a Monseñor Rino Fisichella (presidente del Consejo) por esta iniciativa, que seguramente -añadió el papa Francisco- «se extenderá también a las Conferencias Episcopales de los demás continentes, para que el camino catequético común se enriquezca con las múltiples experiencias locales».
Celebración eucarística: lugar privilegiado de la catequesis
Haciendo alusión a su reciente viaje apostólico a Budapest en el que participó de la clausura del Congreso Eucarístico Internacional, el Pontífice subrayó que esta ocasión «es propicia para comprobar cómo el gran compromiso de la catequesis puede ser eficaz en la labor evangelizadora si mantiene su mirada fija en el misterio eucarístico».
En este sentido, el Santo Padre subrayó la importancia de no olvidar que el lugar privilegiado de la catequesis es precisamente la celebración eucarística, «donde los hermanos se reúnen para descubrir cada vez más los diferentes modos en que Dios está presente en sus vidas».
El corazón de la catequesis: «Jesús te ama y no te abandona»
Por otra parte, el Papa argumentó en su alocución que la catequesis -como subraya el nuevo Directorio- «no es una comunicación abstracta de conocimientos teóricos que hay que memorizar como si fueran fórmulas matemáticas o químicas», sino una esencia mucho más profunda:
«Es más bien la experiencia mistagógica de quien aprende a encontrar a sus hermanos allí donde viven y trabajan, porque él mismo ha encontrado a Cristo, que le ha llamado a ser discípulo misionero. Debemos insistir en indicar el corazón de la catequesis: ¡Jesucristo resucitado te ama y nunca te abandona! Este primer anuncio nunca puede encontrarnos cansados o repetitivos en las distintas etapas del camino catequético»
De ahí que el papa Francisco hubiera instituido el ministerio de catequista «para que la comunidad cristiana sienta la necesidad de despertar esta vocación y de experimentar el servicio de algunos hombres y mujeres que, viviendo la celebración eucarística, sientan más vivamente la pasión por transmitir la fe como evangelizadores».
El Papa recuerda a las catequistas de su Primera Comunión
En este contexto, el Santo Padre compartió con los presentes un bonito recuerdo de su infancia: su vínculo con las dos mujeres catequistas y una religiosa que lo ayudaron a prepararse para recibir, por primera vez, el sacramento de la Comunión.
«Recuerdo con cariño a las dos catequistas que me prepararon para la Primera Comunión. Continué mi relación con ellas como sacerdote y también con una de ellas, que aún vive, como obispo, y sentí un gran respeto, incluso un sentimiento de agradecimiento, como una veneración, sin hacerla explícita. ¿Por qué? Porque eran las mujeres que me habían preparado para la Primera Comunión, junto con una religiosa»
El papa Francisco explicó su deseo de compartir esta experiencia porque para él, «fue algo hermoso» y luego pudo acompañarlas hasta el final de sus vidas, «a ambas».
Por otra parte, el Papa contó que también pudo acompañar a la religiosa, que lo preparó en la parte litúrgica para la comunión: «ella murió y yo estuve allí, con ella, acompañándola. Hay una cercanía, un vínculo muy importante con los catequistas», afirmó.
Catequistas: «Anuncien el Evangelio de la misericordia»
Asimismo, el Pontífice hizo hincapié en que el catequista y la catequista «son testigos que se ponen al servicio de la comunidad cristiana, para apoyar la profundización de la fe en lo concreto de la vida cotidiana», es decir, «son personas que anuncian incansablemente el Evangelio de la misericordia, personas capaces de crear los necesarios vínculos de acogida y cercanía que permiten apreciar mejor la Palabra de Dios y celebrar el misterio eucarístico ofreciendo los frutos de las buenas obras».
Para concluir, el papa quiso transmitir, a través de los participantes de este encuentro, su agradecimiento personal a los miles de catequistas de Europa:
«Pienso, en particular, en los que, a partir de las próximas semanas, dedicarán un gran esfuerzo a los niños y jóvenes que se preparan para completar su camino de iniciación cristiana. Pero pienso además en todos y en cada uno de los catequistas. Que la Virgen María interceda por ustedes, para que sean siempre asistidos por el Espíritu Santo. Los acompaño con mis oraciones y mi bendición apostólica. Y también ustedes, por favor, no se olviden de rezar por mí. Gracias».
Por parte de la Conferencia Episcopal Española participaron en este encuentro el obispo de Sant Feliu de Llobregat, Mons. Agustín Cortés, miembro de la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado, acompañado por el secretario técnico, el sacerdote Juan Luis Martín Barrios, y la religiosa María Granados Molina, del instituto Esclavas Carmelitas de la Sagrada Familia.