• Obispo de Bilbao: «Queremos eliminar el sufrimiento del enfermo, no al enfermo que sufre»

El documento «Sembradores de esperanza. Acoger, proteger y acompañar en la etapa final de esta vida» ha sido presentado este miércoles por el presidente de la subcomisión episcopal para la Familia y Defensa de la Vida y obispo de Bilbao, Mons. Mario Iceta.

El texto afirma que el debate actual sobre la eutanasia no se plantea como una cuestión médica, sino «más bien ideológica» con «campañas encaminadas a suscitar opiniones favorables a la eutanasia y el suicidio asistido» como apelar a una «situación dramática especialmente llamativa que interpele la sensibilidad colectiva» y el uso de eufemismos como «muerte digna».

Censura que se presente a los defensores de la vida como «retrógados, intransigentes, contrarios a la libertad individual y al progreso» y que se pretenda «trasmitir la idea de la que la eutanasia es una demanda urgente» de la sociedad.

En este sentido, Mons. Iceta ha opinado que existe una «gran confusión» en torno a la eutanasia porque no existe una demanda social a su favor. «No hay demanda de morirse, sino de aliviar el cansancio, el sufrimiento, el dolor o la incapacidad física».

«Queremos eliminar el sufrimiento del enfermo, no al enfermo que sufre», ha subrayado Mons. Iceta, que ha defendido los cuidados paliativos y el uso de la sedación terminal en los casos en los que esté indicado, aún cuando ésta suponga acortar la vida del paciente.

A la presentación de este documento han asistido también el médico Jacinto Bátiz y la enfermera Encarnación Isabel Pérez, expertos en cuidados paliativos, que han denunciado que de las 125.000 personas que necesitan anualmente este tipo de atención, 60.000 no la reciben y mueren sufriendo.

Bátiz ha lamentado que sólo salgan a la luz pública los casos de suicidios asistidos, cuando hay muchos enfermos bien atendidos que reciben los cuidados paliativos y mueren en paz.

El documento de la Iglesia advierte de que legalizar la eutanasia «abre la puerta» a que ésta se aplique a situaciones cada vez menos extremas. «Se sabe que esas figuras, pensadas inicialmente para casos dramáticos, terminan expandiéndose y aplicándose a casos mucho menos graves. Esto sucede tanto a nivel legal como a nivel práctico».

«Legalmente, las condiciones requeridas se relajan en modificaciones posteriores de la ley y así, de practicarse solo a petición expresa y consciente del enfermo, se pasa a aplicar en personas incapaces de expresar su consentimiento», avisa.

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