Fuente: La Voz de Galicia, 13/05/2020

A Isabel, que en realidad tiene otro nombre, el virus le pilló a punto de despegar. Estaba ya saliendo de unos meses difíciles en los que la ayuda de Cáritas le permitió asentarse en A Coruña e iniciar una nueva vida cuando todo se paró. Ella, que tiene ahora 30 años, salió de Venezuela en septiembre del 2018: «Me dijeron que con mi formación me resultaría fácil encontrar trabajo en España. Pero no fue así». Isabel es profesora de inglés y aterrizó con su hijo de 5 años y unas perspectivas de empleo que se esfumaron pronto. Con dos o tres malas manos, se vio sin nada: ni vivienda, ni ingresos. «Yo no sabía nada de Cáritas y alguien me habló de ellos, me dijo que tal vez pudieran hacer algo por mí». Y lo hicieron.

Isabel y su hijo pudieron ocupar pronto uno de los pisos que la institución utiliza para casos como el suyo. Y ella empezó a conseguir algunos empleos eventuales, hasta que le hicieron un contrato en un hotel de Sada: «Era de un mes y luego me iban a hacer otro de seis meses. Pero ni siquiera pude terminar el mes». El virus, el estado de alarma, el parón… Isabel tuvo que posponer de nuevo sus planes: «Esa era la idea: dejar este piso para alquilar el nuestro». La pandemia frustró uno de esos momentos de los que tanto disfruta Cáritas: cuando aquellos a los que saca del apuro vuelven a volar solos. El covid-19 no solo ha incorporado usuarios, también ha impedido que los iban a dejar de serlo pudieran hacerlo.

Esperando a junio

Han sido unas semanas difíciles en las que han ido saliendo adelante con una tarjeta de supermercado que Cáritas rellenaba dos veces al mes. Pero ella es optimista: «Ya me llamaron del hotel para volver a finales de mes. En Cáritas nos han ayudado mucho y vamos a salir adelante». El contrato con el hotel debería permitirle mantener por sí misma a su familia. Y su formación académica, encontrar una salida a medio plazo. No se arrepiente, dice, del viaje que le trajo a España: «Prefiero quedarme aquí». Su hijo juega al fútbol y ya ha ganado un campeonato. Todo iba bien hasta que llegó el virus. Pero Isabel sabe que esto es un paréntesis. Lo mejor está por llegar.