Los obispos explican en su mensaje de este año que en la Solemnidad de la Anunciación celebramos que el “sí” de la Virgen María se ha convertido en la puerta que nos ha abierto la puerta de todos los tesoros de la redención. Y puntualizan, “en este sentido acoger la vida humana es el comienzo de la salvación, porque supone acoger el primer don de Dios, fundamento de todos los dones de la salvación; de ahí el empeño de la Iglesia en defender el don de la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural, puesto que cada vida es un don de Dios y está llamada a alcanzar la plenitud del amor”.

Por eso, “acoger y cuidar cada vida se convierte en signo de apertura a todos los dones de Dios y testimonio de humanidad, lo que implica también custodiar la dignidad de la vida humana, luchando por erradicar situaciones en las que es puesta en riesgo: esclavitud, trata, guerras, delincuencia, maltrato, etc.”.