Memoria 2020 de Cáritas Diocesana de Santiago de Compostela
La Memoria 2020 de Cáritas Diocesana de Santiago de Compostela fue presentada durante un acto que presidió Jesús García Vázquez, delegado Episcopal, que durante su intervención recordó que se trata de un ejercicio de dar cuenta a la sociedad “de cómo gastamos lo que hemos recibido para ayudar a las personas más necesitadas”. Insistió en que el trabajo busca siempre ayudar a los más empobrecidos y de este modo conseguir una sociedad “más humana, más fraterna, más justa, en la que el centro de atención sea la persona”.
Dando respuestas
Por su parte Anuncio Mouriño Rañó, director diocesano, destacó el trabajo desarrollado durante la pandemia que “non fixo máis que recruar os efectos e afondar nas profundas cicatrices”. Subrayó que con las restricciones se impusieron limitaciones de movilidad, de ocupación de centros, pero “os nosos recursos seguiron dando respostas. Montáronse de maneira excepcional albergues, comedores ou puntos de atención para axudas de emerxencia, especialmente alimentación”. Dio cuenta de que en los peores meses del confinamiento las personas atendidas aumentaron en torno al 43%. Agradeció el apoyo recibido de numerosas personas y empresas “que responderon con xenerosidade extraordinaria para superar a distancia imposta polo confinamento e saír ao encontro das persoas que estaban a ser duramente azoutadas pola pandemia”.
Durante su intervención ante los medios de comunicación Anuncio Mouriño señaló que Cáritas Diocesana había destinado unos recursos de 7.142.338 euros para dar respuestas a la crisis social y sanitaria vivida el último año. En relación con este tema constató que la aportación económica más importante se había destinado a Atención Primaria (con un aumento del 14%), seguida de la Atención a los Mayores (12%) y a las Personas sin Hogar (10%). Hizo hincapié en que los gastos estructurales se cifraron en 650.896 euros que significaron un 9,1% del gasto general. El director diocesano comentó que un importante número de personas, cifrado entre un 20 y 30 por ciento, volvieron a demandar ayuda de Cáritas durante la pandemia, que es “la imagen más representativa de esta crisis”, mencionando que muchas de estas personas ya se habían integrado de manera directa en la sociedad.
Amplio informe
La Memoria es un amplio informe en el que se da cuenta del trabajo desarrollado a lo largo de este año y es el fiel reflejo de las tremendas dificultades que hubo que superar para poder atender a las personas que llamaron a Cáritas demandando ayuda. Los números y los gráficos son siempre fríos, “tenemos que recordar que detrás de ellos está el trabajo de muchas personas que nos presentan su parte más humana de ayuda a los que más lo necesitan. Es la auténtica sensibilidad hacia las personas que precisan de nuestro apoyo y comprensión y que muchas de ellas están afectadas por diversos tipos de exclusión”, señala en su saluda monseñor Julián Barrio, arzobispo de Santiago y presidente de Cáritas Diocesana de Santiago de Compostela.
El número de personas atendidas durante este año fueron 16.744 y los destinatarios de la acción de Cáritas, 47.574. El ejercicio económico se cerró con un saldo positivo fijado 15.572 euros, compuesto por unos ingresos totales de 7.157.910 euros y unos gastos de 7.142.338 euros
Redoblar esfuerzos
El último año ha tenido como referencia principal el dolor entremezclado de forma muy alarmante con las tremendas dificultades de todo tipo que se acrecentaron de manera indiscriminada para todo el mundo en general y en particular para las personas más vulnerables, para los más desfavorecidos. De ahí que los agentes de Cáritas, voluntarios, técnicos y contratados tuvieran que redoblar esfuerzos para poder llegar con sus actuaciones a los lugares y a todas las personas que demandaban algún tipo de ayuda. “Quiero dejar constancia de mi profundo agradecimiento a los voluntarios y técnicos, que forman la gran familia de los agentes; a las instituciones, públicas y privadas; a los colaboradores y socios; todos hacen posible esta tarea hermosa ofreciendo su disponibilidad para colaborar en el ministerio de la caridad”, constata monseñor Barrio durante la presentación del documento en el que se recoge el trabajo desarrollado.
La institución tuvo que adaptar sus recursos y proyectos a las normas de prevención dictadas por las autoridades sanitaria, al tiempo que incrementar las acciones de acompañamiento a las personas en situación más precaria para dar respuesta a sus necesidades básicas. La acogida y atención directa centró la base principal de las actuaciones llevadas a cabo. Unas actuaciones que necesitaron, dada su magnitud, destinar recursos suplementarios para hacer frente a las necesidades que se planteaban en cada momento. Y en ese terreno se contó con una magnifica respuesta dada por particulares. instituciones, públicas y privadas y las administraciones a todos los niveles.
Áreas de actuación
A través de diferentes acciones, programas y centros en todo el territorio diocesano se acoge y acompaña a personas en situación de exclusión. En todas las actuaciones se ofrece y promueve una atención integral teniendo como centro a la persona y siempre fundamentada en valores.
Nuestra aportación se fundamenta en aspectos tan importantes como son la acogida, la integración en la sociedad de los excluidos, la animación en la comunidad y la sensibilización y denuncia. Con estas líneas generales para nuestro trabajo acompañamos y acogemos a las personas y las familias en situación de pobreza que nos demandan ayudas de todo tipo. Unas actuaciones que se centralizan en las distintas Áreas de Actuación.
Atención primaria y de base. Es un trabajo fundamental para el acompañamiento a las personas en situación de pobreza, exclusión y vulnerabilidad. Con las actuaciones se busca la atención integral y la cobertura de las necesidades básicas
Personas vulnerables. Se trabaja con personas y familias que viven situaciones de vulnerabilidad en el acceso a sus derechos. Su acción se concreta, más allá de la acogida de base, en recursos y servicios que les acompañan en la promoción de su desarrollo personal y colectivo y en la respuesta a sus necesidades básicas.
Se incide principalmente en juventud, familia, infancia, personas mayores y migrantes
En la atención a las personas excluidas. Se desarrollan acciones dirigidas a personas y familias que viven intensas situaciones de desventaja y riesgos para la participación en los ámbitos esenciales de la ciudadanía. Los esfuerzos de actuación se dirigen hacia: Salud, reclusos y ex-reclusos, personas sin hogar, personas con discapacidad, y víctimas de trata y prostitución
Economía solidaria, empleo y formación. Desde Cáritas se promueve la Economía solidaria a través de programas de empleo inclusivo, iniciativas de economía social, propuestas de comercio justo, el fomento del consumo responsable y el compromiso con las finanzas éticas
Animación comunitaria. Por medio de este departamento se busca la potenciación de las Cáritas a todos los niveles para lo que se realizan frecuentes reuniones a nivel diocesano en las que participan los agentes
Comunicación. Las situaciones de injusticia que producen desigualdades y exclusión social son denunciadas por medio de la comunicación de masas que persigue la sensibilización hacia los problemas que padecen los colectivos de los más vulnerables.
Más mujeres que hombres
Se mantiene la misma tónica de ejercicios anteriores en lo relativo a las atenciones practicadas de las que las mujeres representaron el 54,73%, frente a los hombres con el 45,27%. Hubo variación en cuanto a la edad de las personas atendidas cuya franja más importante fueron los de edades comprendidas entre 35 y 49 años (28,55%), frente al 23,30% de los de 18 a 34 años. Entre los atendidos el 58,37 % eran españoles y los extracomunitarios el 33,85%
El nivel educativo sigue la misma dinámica, ya que el 32,84% tiene estudios primarios, frente al 19,71% de formación homologada. En lo relativo a las titulaciones académicas, el 3,08% de los atendidos tenían estudios universitarios; los bachilleres y de formación profesional se asemejaron en el 5% cada uno de ellos.
Las personas atendidas que no tienen ingresos alcanzaron el 62,32 %; los de seguridad social no contributiva el 13,91% y los de la contributiva el 5,50%
Los hogares de una pareja con hijos fueron el 26,81%; los unipersonales, el 22,29%, y los monoparentales, el 15,14%
Ocho grupos
El trabajo relacionado con las 16.744 personas atendidas se desarrolló a través de ocho grandes grupos o bloques con los que se buscó una mejor operatividad a la hora de completar una actuación que siempre intenta acercar los mejores logros en el momento de solventar las peticiones de ayuda cursadas.
La acción de base contempló la actuación con 8.990 personas que demandaron de la institución un amplio capítulo de necesidades de primer orden. La formación, el empleo y la economía social ocuparon también un lugar destacado con la atención practicada con 3.474 personas.
Las minorías representaron un total de 6.858 actuaciones relacionadas con las necesidades básicas y fundamentales que prestan estos colectivos. Por su parte las actuaciones familiares, incluyendo la infancia y juventud, fue desarrollada sobre 1.434 personas. Destacamos también que se llevaron a cabo 322 actuaciones en materias relacionadas con la sanidad. Los mayores y dependientes atendidos fueron 621, y los reclusos y ex-reclusos a los que se le prestó algún tipo de ayudad fueron 621
Finalmente, las personas sin hogar atendidas durante este período fueron 1.329.