Carta Pastoral en la Jornada de los sin Hogar
El hogar dignifica
El domingo 25 de octubre es el Día de las Personas sin Hogar enmarcado en la Campaña Nadie Sin Hogar, que acentúa las reivindicaciones en esta frase: “Y tú ¿qué dices? Di basta. Nadie Sin Hogar”. Esta jornada promovida por Cáritas busca concienciarnos ante la situación de las personas sin hogar y de las que se están viendo privadas de él por los desahucios. Todos tenemos el compromiso de reivindicar sus derechos y contribuir a transformar esa realidad. La casa “es una condición necesaria para que el hombre pueda venir al mundo, crecer, desarrollarse, para que pueda trabajar, educar y educarse, para que los hombres puedan construir esa unión más profunda y más fundamental que se llama familia”[1].
El lema central de la Campaña este año refleja la situación por la que pasa este colectivo: “No tener casa mata. Sus sueños, sus oportunidades, su confianza, su salud… Sus derechos”. Estas exigencias se plasman en un Manifiesto en el que se pide a las autoridades la puesta en marcha de programas efectivos “para que se nos rebautice de nuevo, para dejar de ser una nada y formar parte de un todo. Un todo que luche aunando esfuerzos y en la misma dirección. No más silencios, no más dolor, no más vacíos”. Hemos vivido esta experiencia con motivo de la pandemia de la Covid-19.
El actuar profético del cristiano
La vida del cristiano y su actuación exigen la denuncia profética. Cáritas, como entidad de la Iglesia Católica, lleva 28 años haciendo propia esta Campaña contando con la colaboración de otros colectivos y plataformas que trabajan en el campo de lo social, con el objetivo último de que toda persona viva con dignidad en un hogar propio, en paz y de manera permanente. Una apuesta que se hace efectiva, subrayando la centralidad absoluta de las personas en situación de sin hogar, y afirmando sus derechos de manera global: “Todos los derechos juntos, a la vez, todos los días, en todas partes”.
Los sin hogar no puedan quedar reducidos a una mera anécdota. Están en nuestra órbita, no en la luna aunque a veces sea la luz de la luna la que los acaricie entre sus cartones en nuestras calles o en los soportales. Esta Jornada busca remover nuestras conciencias y poner sobre la mesa las reivindicaciones de estas personas que precisan de nuestro apoyo de forma particular, y de las instituciones y administraciones competentes de forma general para solucionar este grave problema cuya consecuencia es que a diario a miles de personas duerman a la intemperie o en lugares insalubres. Con las distintas iniciativas se busca sensibilizar nuestras conciencias en la defensa de la dignidad de la persona humana para que pueda ejercer sus derechos, aunando la paz y la verdad, la justicia y el amor.
Deterioro de la condición de la persona sin hogar
Cáritas y las entidades promotoras de esta Campaña recuerdan que las condiciones de inseguridad y las dificultades para acceder o mantenerse en una vivienda generan en muchos casos problemas de ansiedad, de angustia, e incluso depresión: “La inestabilidad residencial impacta directamente en el bienestar emocional y en la salud psíquica de las personas que viven en hogares vulnerables, que tienen diez veces más riesgo de sufrir peor salud”, refiere el Manifiesto. Consideran que es urgente la anunciada ley estatal de garantía de acceso a la vivienda, donde se incluyan todas las situaciones de exclusión residencial/sinhogarismo dentro de una estrategia más amplia de políticas públicas basadas en el derecho humano a la vivienda.
Con motivo de la jornada de las Personas sin Hogar se nos pide trabajar en la medida de nuestras posibilidades pero sin ahorrar esfuerzo, para que estas personas puedan disponer de un hogar. Abrir nuestros ojos es percibir esta realidad tan hiriente que afecta cada vez a más personas a las que tenemos que hacer visibles y que exige de nosotros un compromiso sencillo pero constante. Con demasiada frecuencia a las personas sin techo las consideramos como algo marginal en nuestra sociedad, pensando incluso que afean la estética de nuestra convivencia, y sintiendo simplemente pena. Tenemos que mirarlas con los ojos del corazón, es decir, con amor, sintiéndonos todos amados por Dios.
Os saluda con afecto y bendice en el Señor.
+ Julián Barrio Barrio,
Arzobispo de Santiago de Compostela
[1] JUAN PABLO II, Carta al Presidente de la Comisión “Iustitia et Pax”, Vaticano, 8 de diciembre de 1987.